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Esta obra formó parte de una serie de experimentos deliberadamente repetitivos en torno al retrato y la escritura, a partir de referencias de la historia del arte del siglo XX que percibía como extrañas a mi propio trabajo. Realicé algunos dibujos poniendo en juego oposiciones y formas distintas de concebir las imágenes.
Me interesó en particular la obra del artista polaco Roman Opalka, quien en 1965 inició sus detalles: estrictas pinturas de números consecutivos con mezclas progresivas de blanco y negro, en telas del tamaño de su cuerpo, tarea que desarrolló hasta el final de su vida. También el trabajo de otros artistas como On Kawara con sus registros del paso del tiempo, y las tramas de figuras geométricas de Agnes Martin.
Fotos de Gustavo Sosa Pinilla y Arsomnibus, gentileza Colección AMALITA (obra seleccionada, Premio Fundación Fortabat).
